27 de febrero de 2018

Se perdió la magia...

febrero 27, 2018 36

Vengo con el alma un poquito destrozada, porque siento como si me hubiesen arrancado un trocito de mí misma. Y es que ya sabéis que para mí las bibliotecas son templos sagrados en los que reinan el silencio, la paz y los libros, tres de mis máximas en la vida. Una biblioteca aporta imaginación, calidez, amparo. Una biblioteca te envuelve y te protege.

Para las que como yo vivimos en un  lugar en el que la lluvia es incesante, una biblioteca es nuestro refugio, nuestro hogar, un lugar en el que no mojarse pero sí empaparse entre libros e historias, rodeados del olor a papel usado, de tarjetas con fechas de devoluciones en las que uno se mimetiza no solo con el lugar, sino también con el resto de personas que tomaron prestado el mismo libro que tienes tú en las manos, y eso crea sin pretenderlo, un nexo de unión telepático.

Fachada de la Biblioteca de Bidebarrieta
Como con todo, tengo mis favoritas en mi Bilbao: una es la Biblioteca de Bidebarrieta y otra es la del Azkuna Zentroa (conocido previamente con "Alhóndiga"). De esta última os hablaré otro día, pero hoy quiero explicaros un poquito la primera. Aquí os presento una de mis bibliotecas de cabecera.

SU HISTORIA


El edificio fue encargado por la asociación  "El Sitio" en homenaje a los defensores de Bilbao fallecidos en los asedios o sitios que la ciudad sufrió durante las Guerras Carlistas.
En 1938, tras la toma de Bilbao por las tropas franquistas en La Guerra Civil Española, la Sociedad es disuelta y su sede incautada, destinada como hospital de guerra. No es hasta 1942 cuando la adquiere el Ayuntamiento de Bilbao, para alojar  la Biblioteca y Archivos Municipales. Se inaugura nuevamente el 11 de febrero del 46.
En el 83 las inundaciones en la villa ocasionaron muchísimos daños, especialmente en el Casco Viejo de Bilbao. Aquí comenzó una obra integral de restauración que duró cinco años, hasta que el 1 de diciembre de 1988 se abrió al público, únicamente ya como Biblioteca Municipal.


EL EDIFICIO

Lo construyó el arquitecto bilbaíno Severino de Achúcarro entre 1888 y 1890. Destaca su fachada, de línea barroca, romántica y bastante ornamentada, así como el pan de oro de las numerosas molduras que tiene. En su decoración destacan:





LA VIDRIERA DE LA ESCALINATA

Única y original, de marcada influencia oriental, tiene en la parte central, grabado al ácido sobre vidrio plaqué rojo, el escudo de Bilbao, dentro de un círculo a modo de bomba, símbolo de " El Sitio", por alusión a la sbombas caídas sobre Bilbao en 1874.





EL SALÓN DE ACTOS

Está decorado con representaciones de la música, el canto, la danza, la prestidigitación, la comedia, la tragedia y las conferencias. Estas actividades se ven protagonizadas por figuras de niños enclavados en un ambiente celeste y rodeado de nubes. Es magistral. 
Ahora se conoce como "Bidebarrieta Kulturgunea" y acoge actos culturales de toda índole.

Preside siempre el Salón de Actos, el personaje estrella: Don Miguel de Unamuno
Sí, ya no os suelto más chapa, prometido; quería hacer una introducción para quien no la conozca o la haya visitado en alguna ocasión, se sienta un poco más cómodo con mi entrada.
Al lío.

Coincidiréis conmigo en que lo mágico de ir a la librería o a la biblioteca es pasear entre estantes, coger ese título que te ha hecho ojitos, toquitearlo, olerlo, hojearlo y ojearlo, sin prisas, sientiendo esa especie de melodía que aporta el pasar las hojas lentamente, único leve ronroneo que se puede percibir mientras lo demás continua en silencio, reinando la concentración, decidiendo qué ejemplar o ejemplares saldrán contigo y terminarán en tu casa. Qué idílico, qué romántico, qué etéreo y pasional, y y y...

Y ahora imaginad que en esta biblioteca tan emblemática deciden retirar la sala de préstamos bibliotecarios y para pedir un libro, tienes que buscarlo en tu casa desde la web, llevarlo anotado y que te lo entreguen en un mostrador, en el que esperas unos minutos a que el funcionario que corresponda busque y te entregue, como quien pide turno en un supermercado o como quien siente la frialdad de una cola de personas  para renovar su DNI.

Eso es romper de cuajo con la tradición de la elección en la lectura, es romper ilusiones, es aniquilar varias sensaciones, recuerdos y sentimientos. Me puede la nostalgia y me aflige la ruptura, sí, ruptura, ya que a la hora de buscar un nuevo libro, ya no acudiré a Bidebarrieta, sino que iré a otra biblioteca en la que yo pueda elegir de manera más cómoda qué libro quiero.


Se
perdió
la
magia.

Y vosotros, ¿sois amantes de las bibliotecas?


Fdo: Una equilibrista a la que han desequilibrado.

.








26 de febrero de 2018

"LAS LECCIONES PELIGROSAS" (ALISSA NUTTING)

febrero 26, 2018 27

"Es de noche y, ansiosa ante su primera día como profesora de instituto, 
Celeste Price se masturba con furia".

Con esta frase comienza "Las lecciones peligrosas" de Alissa Nutting,y no me negaréis que este boom inicial no deja a nadie indiferente, y eso no es lo mejor, es que prosigue durante unas trescientas páginas de auténticas fantasías. Lo cierto es que es un libro muy del estilo Anagrama.

En materia sexual y más concretamente, en relación con las fantasías y la atracción, incluso ahondando más, con los fetichismos, nada está escrito; el abanico es enorme y para lo que a unos les resulta depravado, para otros es algo meramente rutinario.

¿Qué pasa cuándo nuestro mayor deseo
 se convierte en ilegal?

Nos encontramos con Celeste Price, una profesora de veintipocos años, preciosa y ambiciosa, casada con Ford, un  hombre que no le atrae en absoluto y del que solo espera compartir fortuna. Guapísimos los dos, físicamente y a ojos de los demás forman la pareja perfecta. Una vez más, las apariencias engañan.

Su fantasía es mantener sexo con sus alumnos, que tienen catorce años; he aquí el fetichismo, no pueden tener ni quince ni dieciséis, tienen que tener catorce. Celeste es una persona enfermiza a la par que selectiva, que no tiene escrúpulos para vivir en la ilegalidad, y quien también sufre, ya que sus clases son para ella una auténtica tortura debido a la excitación que siente durante cada día lectivo. Deberá seducir a uno de ellos para poder satisfacerse.

Es una mujer joven, como decía, abierta a prácticas sexuales habituales y otras no tan comunes, que goza de su sexualidad libremente - ya sea acompañada o a solas - , y que la antepone por encima de cualquier hecho, incluida la moralidad.


"El alma siempre me pareció algo difícil de mantener en sintonía con el cuerpo".

Es un libro perturbador, que una vez se empieza te obliga a no parar de leer, que mantiene el morbo de principio a fin y que transmite muchísimas sensaciones. No hay subtramas, no hay muchos personajes, solo los imprescindibles, siendo Celeste el personaje estrella, sin despistes ni rodeos. Nutting se lanza a contar su historia y no se entretiene en superficialidades, sino que va directa al grano. Lo  mejor de todo es que su lectura no incomoda. Y ojo, es una historia real, lo que lo convierte en doblemente impactante porque ya no solo hablamos de ficción.

No apto para todos los públicos, no tanto por su crudeza, porque realmente no es una historia cruel, no, no es esa la palabra, sino contundente y perturbadora. Hay que tener los sentidos muy abiertos para captar todo su esplendor, pero no me malinterpretéis, no quiero decir que sea políticamente correcta su actitud, sino que es una muy buena historia. 


23 de febrero de 2018

"UNA PASIÓN RUSA " (Reyes Monforte)

febrero 23, 2018 35

Hay libros que se nos van acumulando en la estantería y pasan los días, los meses e incluso los años, y no hemos encontrado el momento de darles candela de la buena. ¿No os pasa? El que hoy os traigo, "Una pasión rusa" de Reyes Monforte, me tocó  hace más de dos años en el blog de Chema (El lector que llevas dentro) y por fin hace unos días lo leí y  hoy os traigo mis impresiones.

Ya me había acercado previamente a la obra de Monfortes con "Un burka con amor" y "Besos de arena", por lo que este título que viene de la mano de Espasa, es la tercera novela que leo de esta escritora madrileña.




Comenzamos con un prólogo en el que conocemos a  una Lina Prokófiev condenada a veinte años de trabajos forzados. Iremos descubriendo quién fue esta mujer en un  libro que se divide en varias partes, haciendo un flashback hacia la mencionada condena.

"Hay días en los que odio la humanidad y me gustaría estar sola. 
Pero no nací para estar sola. "

En la primera parte se nos presenta a Carolina Codina "Lina", hija de madre rusa y padre español, quienes debido a la situación política del momento emigren junto con su hija  a Nueva York. Lina es una mujer bella, decidida y segura, que habla cinco idiomas, da clases de canto y adora la música. Un día acude a un concierto del gran compositor Sherguéi Prokófiev y queda prendada no solo de su música, sino también de sus ojos.  A pesar de la reticencia de su madre, Olga, se enamoran. El compositor, muy preocupado por el estado de su madre, viajará a París, por lo que tendrán que distanciarse, algo que Lina llevará peor de lo que espera, ya que esa distancia será la que ratifique su enamoramiento.

"El dolor en la distancia podría unir más que la alegría compartida en la proximidad."

En la segunda parte Lina, haciendo oídos sordos a las advertencias de su madre, viajará también a París a por ese ansiado reencuentro. Allí conocerá a la madre de Sherguéi, con la que encajará a la perfección desde el primer momento, y quien a su vez le guíe en algunos aspectos sobre la personalidad de su hijo. La relación entre los dos tortolitos sufre sus altibajos, por lo que ella, cansada de no ser su prioridad, comenzará a disfrutar de su libertad y del París nocturno. Allí conocerá a una Coco Chanel que terminará siendo una de sus grandes amigas y quien con sus tablas, termine abriéndole los ojos a una realidad que cegaba a Lina.

Ella, que también quiere despuntar en su carrera musical, decide separarse de él y viajar a Milán, con la finalidad de afianzar sus clases de canto. Durante dos años se verán de manera esporádica hasta que en octubre de mil novecientos veintitrés contraigan matrimonio y con ello, terminen regresando a París. También posteriormente a las nupcias ella quedará embarazada de un niño que llamarán Sviatoslav.

"Los momentos más bellos de la vida no duran eternamente, tienen su ritmo, su tempo, su cadencia, y fuera de esa medida, el arte desaparece aniquilado por una efímera fecha de caducidad."

Suceden unas cuantas cosas más que truncarán a sus familias y debido a la pasión que siente Sherguéi por la composición, viajarán a Moscú, instalándose en el Hotel Metropol. La emoción que él siente al tocar en su tierra, pasear por sus ciudades y respirar sus olores le transmiten una serenidad que se vuelca también en su obra. No será su única alegría, ya que tendrán otro hijo, Oleg.

A manos de Stalin "el hombre de hierro", la situación política en Rusia es muy delicada. A saltos entre Francia y Rusia y tras el temor que siente Lina de que todo empeore y principalmente, por el propio bien de sus hijos, deciden trasladarse a Moscú. Y es en esta, la tercera parte de la historia, donde comienzan a truncarse las cosas, se instala el miedo. Ella no cejará en su intento de volver a París, donde también se encuentra su madre. Y... viajamos hasta la cuarta parte, donde se comprende todo el prólogo y para mí, la parte más interesante de todas. Esta es la que no quiero desvelar porque es la más cruda de todas, y la que pone la pincelada de honor del libro.

Sobre la historia en sí y el entramado, me han cautivado completamente porque no conocía a ninguno de estos personajes, y al tratarse de hechos reales y personas que existieron, la documentación y la labor de investigación y ambientación es muy amplia. Tiene algunas curiosidades que me han gustado y me han sorprendido para bien. Pero, y para mí es un pero importante, creo que hay un exceso de páginas y una narración sobrecargada que restan muchísimo al argumento general y además, le suman sopor.  Hay ocasiones en las que sobran explicaciones porque se pierde la opción de la imaginación, y como lectora, esto enfada. El tal Sherguéi está muy bien perfilado, con su extravagancia y su autoestima cuestionable (aunque no lo querría como marido, jajja); de Lina me ha enamorado su entereza y su elegancia natural, aunque no comparto su idealización del amor. 

En definitiva, una novela que en mi opinión catalogaría como histórica y romántica al cincuenta por ciento, que me ha entretenido y satisfecho en una parte, pero que me deja una espinita clavada por no haberlo hecho en su conjunto.

Si tuviese que quedarme con una única cosa de este libro, sería con este fragmento:

"Qué mayor tortura que negar la existencia de una persona, negar su pasado, borrarla del mapa como si no hubiera existido. Si no se hablaba de ella, no existía. Si no se la podía enterrar, es porque nunca existió. Al igual que sucedía con los pueblos, una persona sin pasado no tenía futuro. Dar visibilidad a los muertos era un privilegio que muy pocos podían conseguir tanto en la vida como en la muerte. Era la mayor dictadura humana, negar la vida y la muerte a partes iguales."

22 de febrero de 2018

" DE RATONES Y HOMBRES" (John Steinbeck)

febrero 22, 2018 24

No había tenido la suerte de acercarme a la obra de John Steinbeck hasta que alguien me dijo "tienes que leer De ratones y  hombres, sí o sí", y una que es muy obediente... En mi caso, y a pesar de que la novela se publicó por primera vez en 1937, yo me hice con una edición de Edhasa de 2009 de la biblioteca ( y espabilada que soy, lo devolví y no hice foto... de ahí que la foto sea de la tablet. Fallos de logística y desequilibrios mentales varios...)



Perdón por la pésima calidad de imagen, así como de su falta de originalidad
(no tengo ratones en casa, y poner tacos de queso... como que no)
En primer lugar, no estoy del todo convencida de ser capaz de expresar todo lo que esta lectura me transmitió, pero voy a intentarlo. Como curiosidad,  hay que matizar que esta obra está basada en las vivencias del propio Steinbeck como vagabundo en los años 20, y que a pesar de ser un texto obligatorio en la mayor parte de escuelas de Estados Unidos, está considerada como "de lenguaje ofensivo y vulgar", algo que particularmente, no comparto.

Vayamos al argumento. Lennie y George son dos trabajadores de campo que recorren juntos la zona rural de Norteamérica, en busca de trabajo. El primero, es un hombre muy fuerte con una estatura enorme, pero que dispone de deficiencias mentales y que, por consiguiente, estará constantemente bajo la atención, cargo y cuidado de George, un hombre que a pesar de no tener una formación académica, es muy inteligente y se defiende muy bien en este universo llamado vida.

Tienen un sueño común, poseer sus propias tierras y animales. Lennie se conformaría con cuidar y tocar conejos suaves, fantasía que cuenta de manera asidua, ya que su memoria a cortísimo plazo es un gran inconveniente, especialmente para George, que no solo tiene que protegerlo sino también recordarle continuamente la manera correcta de actuar.

A lo largo de 167 páginas uno se mimetiza totalmente con ambos personajes, muy bien definidos; un Lennie entrañable, fuerte y rudo pero con una delicadeza asombrante, y un George con una mente muy bien poblada y una forma de ser que causa admiración.

La historia es dura, punzante y triste pero a su vez, bellísima, porque resalta el valor de la amistad como un bien supremo. Los sueños truncados, el afán de sobrevivir en un mundo esclavizado, así como el racismo y la marginación, están vigentes a lo largo de toda la línea argumental. En cuanto al estilo narrativo, de no ser por tres giros muy bien marcados, podría considerarse de lineal, inmerso en una prosa atrayente y muy bien madurada, y utilizando el final, muy trágico y cargado de dolor, como pieza culminante de esta novela.

"-No hay muchos hombres que viajen juntos. No sé por qué. Quizás todos tienen miedo de todos los demás en este condenado mundo.
- Es mucho mejor viajar con un amigo."

Un título que a pesar de su corta extensión - porque a veces es preferible respecto a tochos a los que les sobraría la mitad de páginas - adquiere todo su esplendor una vez se ha terminado, ya que es en ese momento en el que las reflexiones salen a flote de una manera magistral. La tristeza y la congoja que se instala en tu cuerpo no se desprende tan fácilmente, ni después de las aproximadamente dos horas de lectura, ni días después.

"Había perdido el aliento a causa de la indignación."

En definitiva, un dramón que atrae por el purisimo de los sentimientos y una ambientación de diez, que os insto a leer. También se ha adaptado a cine y teatro, por lo que si hay vertientes con las que poder disfrutar de esta historia fascinante.


19 de febrero de 2018

"LA HUELLA DE UNA CARTA" (Rosario Raro)

febrero 19, 2018 40

Leí por primera vez a Rosario Raro con una lectura conjunta de "Volver a Canfranc", novela que no he reseñado todavía (pero lo haré). A pesar de que no fue lo que esperaba, no pude resistirme a este nuevo título,  "La huella de una carta", de la editorial Planeta
Aquí os cuento mis impresiones.

A modo introductorio, nos ubicamos en agosto de 1962, en Dusseldorf, donde Boro y Varick encuentran en la piscina a una Mirja con apariencia inerte. Y a partir de aquí, saltamos a una Barcelona del mismo año, entramos en materia y la novela se presenta en varias partes y lugares.

Nuria y Máximo están casados y tienen dos hijos: Mireia y Marc. Máximo es comercial por lo que tiene que viajar de manera constante, mientras que su mujer, aun siendo ama de casa, tiene aspiraciones a trabajar y encuentra un puesto, consistente en responder una serie de cartas que algunos oyentes de un programa de radio - promocionado por un laboratorio cosmético - envían con sus consultas y sus inquietudes.

" Se encontraba muy perdida en aquel bosque de hojas con letras tan vivas."

Nuria se apoyará en esta nueva vía de escape, mal que le pese a su marido, porque aunque en esa época las mujeres ya podíamos trabajar fuera del ámbito hogareño, no desempeñábamos puestos laborales importantes y, con un machismo latente, estaba muy mal visto. Además, como gran lectora, su meta final sería poder escribir, y la forma más acertada que encuentra para hacer sus pinitos es esta.

Iremos conociendo algunas de las cartas que reciba, principalmente femeninas, hasta que un día le llegue una que le quite el sueño. En ella, una mujer le hablará de niños con amputaciones y deformaciones. En este punto y tras haber callado durante un tiempo, termine manteniendo correspondencia privada con esta señora, sin pasar por el consultorio.

"Dios sabe siempre por qué hacer las cosas. Nuestro Señor escribe recto sobre renglones torcidos."

Comienza a tirar del hilo y va descubriendo pistas que, debido a su desconocimiento en temas médicos ni químicos, tendrá que compartir con uno de sus colegas del laboratorio, Boro, y sean ambos los que se dediquen a investigar mucho más de cerca este caso. Se verán involucrados en un mar de desgracias ya que lo que la carta indica es mucho menos grave de lo que hay en realidad, y todo ello se verá enturbiado por gente peligrosa y con mucho poder, esos que anteponen sus intereses económicos a la propia moralidad.

Liliana - otra de las compañeras de trabajo de Nuria y Boro - y un sacerdote que conoce a Boro desde hace mucho tiempo, también tendrán su papel no solo dentro de la empresa, sino también de la investigación. Y todos ellos intentarán salir a flote de este gran caos. Y entre medias, descubriremos quiénes son Varick y Mirja, y tornaremos a esa piscina. Pero habrá un personaje estelar, Frida Lorensen, una mujer que famosa que irrumpirá con mucha fuerza en la última etapa del libro y que pondrá las cartas sobre la mesa y nos ayude a hilar todas estas subtramas.

Por último, un epílogo encierra un escrito de la propia Mireia - hija del matrimonio - , relatado mucho años después.

" No solo se trata de querer salvar a alguien, sino de que alguien tenga la voluntad de sobrevivir."

No se puede definir este volumen ni como una novela coral ni como un thriller, porque tiene un poco de ambas. Hay misterio, hay crimen y también hay amor, una familia, un equipo... La ambientación es maravillosa, los personajes están bastante bien definidos y perfilados, aunque me hubiera haber conocido algunos detalles más.

El pasado que siempre nos persigue, los secretos que a veces terminan desvelándose, etc, aparecen a lo largo de estas trescientas páginas que se leen casi de un tirón y que entretienen, mucho. Sí, hay amor, pero casi en una historia paralela. Lo más remarcable es el halo de misterio que surge ya en las primeras páginas y no desaparece hasta el final.

Esta vez, Rosario Raro ha conseguido camelarme, y lo que es más, no es que la historia haya resultado creíble por sí misma, sino que tras el epílogo, una nota de la propia escritora añade que, desgraciadamente, este argumento tiene bases reales, planteando una gran reflexión distópica en el lector, que obliga a hacer un análisis exhaustivo de lo leído y asimilar la dureza que le rodea.

6 de febrero de 2018

"POR SI ME OYES" (Pascale Quiviger)

febrero 06, 2018 55

Hay editoriales en las que se confía, que son una apuesta segura de buena lectura, con un catálogo del que elegirías prácticamente todos los títulos. Sin embargo, no podemos llegar a todo y hay novelas que se te escapan, hasta que alguien te hace un regalo y descubres "ese" del que no habías oído hablar y que tampoco formaba parte de tu estantería. Este es el caso de "Por si me oyes" de Pascale Quiviger, de Alba Contemporánea.



Hablamos de una novela de corte intimista, editada en 2016, que en su sinopsis recoge a un albañil que roza la treintena, David, casado y con un hijo, que se cae de un andamio con la mala fortuna de que en la caída el casco que le protegía la cabeza se desprende.

Su mujer, Caroline, y su hijo, Bertrand, tendrán que sufrir la angustia de vivir en una familia resquebrajada a cuenta del coma, a saltos entre la rutina del colegio y el hogar y las visitas al hospital.

A lo largo de varios capítulos que engloban el periodo hospitalario, iremos viajando mes a mes por los avances o retrocesos de David. Bertrand llevará fatal la presencia del cuerpo de su padre pero no de sus risas y abrazos, de su voz ni sus palabras, pero aparecerá Steve, un enfermero que le ayudará a afrontar su pena con madurez y hombría. Por su parte, Caroline, también tendrá el consuelo de Steve, quien le ayudará en el trance y el duelo de la muerte en vida de su marido. No sólo será el dolor y la pena lo que tenga que padecer, sino también un gran dilema moral que se presentará ante sí en un momento que podría considerarse impensable.

"Sólo se dice adiós de verdad a lo que se ha vivido plenamente."


No sólo seremos partícipes de esa vida agrietada de madre e hijo a cuenta del giro que da la vida del padre, sino que se entremezclarán algunos capítulos con esa otra voz, la de David. Esto no solo es fascinante, también eriza la piel.

"Porque me tocan aún existo.
Llenan mi vida
me inventan un nuevo mundo
con sus manos sus manos sus manos
pero yo no quiero más 
que salir de aquí"

No me había acercado previamente a la pluma de Quiviger, y confesaré me ha resultado magistral. Con una prosa bella y directa que llega al alma, consigue emocionar desde la primera página y provoca en el lector una gran reflexión a nivel distópico y genera un ejercicio mágico de introspección. 
Un argumento muy auténtico y a la vez coloquial, ya que un hecho semejante podría sucederle a cualquier persona que trabaje en un andamio o un puesto laboral similar, y que aconsejo leer. 

Os auguro un nudo en el estómago durante la lectura, puede que incluso alguna lagrimilla,  ya que la vida, como en la portada, muchas veces gira en espiral.



2 de febrero de 2018

Aquel cuadro....

febrero 02, 2018 29

Aún siento el mismo vuelco que sufría mi estómago con cada viaje al pueblo de mi madre. Imagino que serían los nervios que se concentraban en esa zona de mi cuerpo por el conocimiento de que vería a mis amigos de allí, a mi abuela, a mi tío, que podría corretear en libertad sin los peligros que acechaban en la capital.

Mi padre conducía el coche, mi madre de copiloto y yo detrás, casi siempre sola, porque mis hermanas ya eran mayores y por aquel entonces tenían otros planes más interesantes que ir al pueblo donde por no haber, no había ni un solo comercio. Para mí, al contrario, era uno de los puntos fuertes de aquel lugar, pequeñito, casi recóndito, y donde todas las personas que se cruzaban contigo por la calle te demostraban su cariño, te sonreían y te preguntaban por tu familia y por ti. Y es que tengo la gran suerte de tener una familia maravillosa, estamos muy unidos.

La calle principal es donde estaba ubicada la casa de mi abuela, la calle Mayor, con el suelo empedrado por lo que el recorrido en coche era divertidísimo con tanto vaivén. Cuando estaba mi padre aparcando bajaba nuestra perra como alma que lleva al diablo, Epi, una pastor alemán grande y con mucho pelaje. Supongo que sería su manera de mostrarnos su alegría porque ya habíamos llegado.

La casa estaba en la esquina de dos calles, una como indicaba, la principal, y la de detrás, la calle que subía a la iglesia; por lo que la casa tenía dos entradas, una que daba a la cuadra, y la de arriba, al granero. Al estar cercana a la cuesta de la iglesia daba la sensación de que estuviese la casa torcida hacia un lado. Tenía la pintura de la fachada de color blanco, un tanto desvencijada, y a cada ventana y balcón le rodeaba una pintura de color azul cerúleo. Reconozco que tengo que cerrar los ojos y apretar los párpados con mucha fuerza para intentar rememorar en mi retina todos los detalles y que no se me escape ninguno, ya que hace muchísimos años que no voy por allí.

La puerta principal era de madera, de esas que se abrían en dos partes y que tenía unos cerrojos super fuertes. Me encantaba que la parte superior estuviese abierta y desde fuera, acercar la mano hacia el cerrojo y abrirlo; me hacía sentir super mayor y super importante. También teníamos unas cortinas de goma en forma de espiral de color verde prado, que al abrirla por el centro pesaba tanto que si no entrabas rápido, te pegaba un latigazo que picaba durante un buen rato.

Al entrar, a mano izquierda había una mesa redonda con un mantel horroroso, que no consigo recordar de manera muy nítida, pero donde guardábamos juegos y libros, entre ellos, y esto sí lo visualizo perfectamente, uno de "Esther", que me hacía mucha gracia, porque era el título de mi nombre y desde mi mundo de fantasía, yo era la protagonista de ese tomo. Al fondo también había un sofá donde solía sentarme a pasar las horas de mayor aburrimiento y la cuadra, a la que solo entraba mi tío o mi padre, porque las mujeres de la casa éramos muy asustadizas, y yo me imaginaba fantasmas y monstruos dentro, esperándome.

Tras subir dos escaleritas había una puerta que costaba Dios y ayuda abrir, y entonces un pasillo de varias escaleras bastante empinadas que aterrizaban en un descansillo. A mano izquierda, la cocina, la despensa y el baño; a mano derecha, la habitación de mi abuela. Y entre medias, aquel cuadro.

Ese cuadro era un retrato de mi madre, a día de hoy no podría distinguir si era a lápiz o a carboncillo, y diría que el marco era metálico, pero puede que esté equivocada. Lo pintó un amigo de mi padre y se lo regaló. En él aparecía mi madre, con el rictus serio, porque siempre le ha puesto nerviosa sentirse observada, pero con la prestancia y la elegancia natural de la que disponía y a día de hoy, sigue teniendo. Estaba imponente. Lucía preciosa en ese retrato, era imposible verlo y no darse cuenta de que era mi madre. Porque ella era así, una modista con un gusto exquisito, con un porte de modelo, caminando erguida y con un leve contoneo de caderas, inimitable, con sus piernas delgadas y bien torneadas, sus zapatos de tacón medio y siempre vistiendo a la moda, sencilla y majestuosa al mismo tiempo; con su cabello siempre recién peinado en la peluquería, las uñas de color rojo con diseño de media luna, un maquillaje mínimo pero acertado y los labios siempre de color, y lo más característico, su piel blanquita y sus pecas, signo de identidad de esa belleza que nace desde dentro e irradia a los demás. 

Podías subir las escaleras y bajarlas diez veces en el mismo día y no podías evitar detenerte frente a su retrato  y embelesarte a contemplarlo.

Ahora que me ha venido a la mente me pregunto qué fue de aquel cuadro, dónde estará, si dentro de alguna caja en el granero cogiendo polvo y humedad, o espero que no, en la basura. Me encantaría tenerlo en el salón de mi casa para que cuando me falte, ojalá sea dentro de muchos años, pueda seguir recordando lo bella que fue y es, mi madre, mi amiga, mi confidente, mi musa.


1 de febrero de 2018

"STONER" (John Williams)

febrero 01, 2018 30

Adoro que me recomienden libros, porque hay tanto por leer, que es muy común que se escapen ciertas lecturas por mero desconocimiento y de no ser por esas sugerencias, se pasarían por alto. Esta es una de ellas, "Stoner" del escritor tejano John Williams, publicada originalmente en 1965 y reeditada en muchas ocasiones, esta en concreto por la editorial Baile del Sol. La responsable de la recomendación: Mientras Leo.


Este libro recoge la vida de un hombre, William Stoner, hijo único de un matrimonio de granjeros que deciden enviarle a la Universidad de Missouri a fin de que aprenda nuevas técnicas, que luego pueda llevar a cabo en la granja de sus padres. Pero al llegar a sus clases va olvidándose poco a poco de aquella vida campestre y encuentra su refugio en los libros, y su vocación en la enseñanza.

Allí conocerá a una mujer, inestable en el ámbito psicológico pero que le sorprende con sus actuaciones y que adora por encima de todo, o simplemente se acostumbre a su compañía, y la misma que le lleve a su fracaso matrimonial. Juntos tendrán a su hija Grace, quien será su cómplice, su mano amiga, la niña de sus ojos, con un carácter muy similar al suyo.

Stoner es un personaje gris, lacónico, que no disfruta de cada día, sino que meramente sobrevive, y tendrá que descubrir lo que es un amigo y lo que significa que la guerra te lo quite de golpe. Lo que es amar y que se te rompa el corazón. Afortunadamente, conocerá el amor verdadero, la pasión y el deseo, aunque por circunstancias de su vida no pueda únicamente vivir de amor, y esto, sin darse cuenta, le transformará en un ser tremendamente introvertido.

También es la historia de una vocación, como decía, ese comenzar a estudiar y a leer y que todo ello te derive en profesor. Es más, es la pasión por la educación y la enseñanza, y es una adoración por la literatura en todas sus facetas.

A nivel narrativo y a pesar del tono grisáceo que utiliza Williams para explicarnos la personalidad y el comportamiento de Stoner, no es tan oscuro como pueda parecer a priori. La prosa es envolvente, cuidada y de ritmo lento, que te va absorbiendo y adentrando poco a poco en una historia con la que se sufre por su belleza y también por esa forma tan característica que utiliza el autor para emocionarnos.

"Habiendo accedido tarde a los estudios, sentía ahora urgencia por estudiar. A veces, inmerso en sus libros, le venía a la cabeza la conciencia de todo lo que no sabía, de todo lo que no había leído y la serenidad con la que trabajaba se hacía trizas cuando caía en la cuenta del poco tiempo que tenía en la vida para leer tantas cosas, para aprender todo lo que tenía que saber."

Por supuesto y casi aunque no es necesario remarcarlo, esas pinceladas de metaliteratura son un deleite para cualquier lector, porque una vez más se descubre que leer es un bálsamo para el alma, independientemente de quién seas ni a qué te dediques, seas feliz o estés pasando un túnel del que no atinas a ver la salida.

Y es por libros como estos los que ensalzan a un escritor, a la literatura, a los lectores, que nos sumergimos entre páginas como vía de escape. No os dejéis engañar por la alusión a una personalidad tan opaca como la de Stoner, también la lectura tiene alguna pincelada de humor y la mezcolanza de todo en su conjunto lo convierte en entrañable y emotivo a partes iguales. Miento, mucho más emotivo.