15 de marzo de 2018

Bálsamos para el dolor


Imagino que cada persona afronta el dolor de distinta manera.


Los cambios a los que nos exponemos o los mismos obstáculos que nos antepone la vida no vienen con un kit extra de protección, al estilo caballeresco, con su lanza y su coraza, ni con la fuerza y la exactitud de quien sabe pelear, ni con un manual de cómo no dejarnos dominar por nuestros miedos, siempre previos a otro cambio más.


Cada año que pasa resulta más costoso sobrevivir a un nuevo giro de tuerca, ya de dignidad y de autoestima mejor ni hablemos. ¿Conocéis esa sensación en la que el miedo se convierte en terror?; la rutina en comodidad y el confort en una arena fina y mullida de la que cuesta salir y no apetece desprenderse.


Cada cual lo sobrelleva de la mejor forma posible y no hay un mandamiento establecido. Unos utilizamos la terapia de desahogo, que no es otra que hablar y hablar hasta vaciarse, porque parece que lo dicho en voz alta resta peso al paquete, soltar lastre lo llaman otros. Basta con tener alguien de confianza que preste sus oídos, su corazón y un ratito de su tiempo para comprenderte, esa mano amiga que aprieta la tuya para que todo se vea más fluido, y que empatiza con tu dolor y con tus inquietudes.

Otros preferimos ir con calma, ponernos en modo submarino, desaparecer, encapsularse, mientras se hace una cura de  saneamiento, a modo de ejemplo, por una ruptura.... Algo así como asimilar cuanto antes el dolor, y una vez reposado, ir compartiendo información poco a poco. Sí, a veces es necesario procesar, asimilar, recuperar la paz interior (ohhh, cómo cuesta...) , aislarse por un tiempo mientras una se escucha a sí misma, se pregunta y se contesta, y una vez se ha reordenado, entonces se abre y confiesa lo que le martirizaba.

Y otros tomaremos la vía de enfadarnos con el mundo en general y con quien te rodee en particular, por no ser capaz de dilucidar y/o adivinar lo que pueda rondar por tu cabeza en ese momento. Lo siento, no es tan fácil. Ya es suficientemente complicado entenderse a una misma como para atreverse a dar un diagnóstico sentimental de otra persona.


Seguramente en vuestro grupo de amigas tendréis alguno o todos los ejemplos, incluso. Y supongo que al igual que yo, valoraréis que la máxima por excelencia, lo mágico, es la  conexión, esa mezcla de cables de colores que crean un circuito y lo mantienen en modo on. 
Qué importa cómo digieras el dolor, qué método hayas aprendido o te hayan inculcado, si necesitas llorar de rabia o gritar de impotencia, ¿lo importante no es seguir adelante? ¿Y no es más sencillo con ayuda?

Lo cierto, y ya que hablamos de rupturas, es que siempre las sobreentendemos como "de pareja", pero yo os confieso que a mí esas me afectaron y pasaron de largo, mientras que cuando una amiga me ha roto el corazón o yo se lo he roto a ella, eso se mantiene como una herida abierta que aun con el tiempo, no he conseguido llegar a cicatrizar.

No es cuestión de debilidad, creo sinceramente que hay que romperse para poder recomponerse, trozo a trozo. Nadie te enseña esto, surge, simplemente, con el tiempo; ese mismo tiempo inmesurable, indefinido, que fluctúa según cada corazón.
Algo tengo claro: mi bálsamo es la gente que me envuelve.

Para vosotros, ¿cuál es la mejor herramienta para superar el sufrimiento?


24 comentarios:

  1. Cómo entiendo lo que te pasa. Yo soy la incontinente, la que se vacía con las palabras, la que necesita soltar para olvidar. Y luego buscar parches.
    Un abrazo muy fuerte y adelante.

    ResponderEliminar
  2. Yo soy de las que callan y nunca aconsejan. Poco puedo decir...Tan solo enviarte un abrazo, por si te llega...

    ResponderEliminar
  3. Toco madera porque no he tenido ninguna de esas rupturas que comentas, pero si me ocurriese probablemente me encapsularía en el dolor hasta estar fuerte y poder afrontar todo de nuevo. Besos

    ResponderEliminar
  4. Muy interesante tu reflexión, yo creo que ante una ruptura, y te lo digo por experiencia, se pasa por diferentes etapas, del sufrimiento y acogimiento al principio, a la rabia, y al enfado, hasta que con el tiempo esa herida va cicatrizando.

    Besos enormes y feliz día.

    ResponderEliminar
  5. Muy interesante tu entrada, yo me quedo con lo último que dices, nadie te enseña pero poco a poco pieza a pieza empiezas a recomponerte. Un besote

    ResponderEliminar
  6. El tiempo es la mejor medicina, el tiempo y rodearte de los que te quieren, es infalible; una entrada estupenda Esther, me ha gustado mucho.

    Besitos cielo.

    ResponderEliminar
  7. Me ha gustado mucho esta reflexión tan intimista.
    En mi caso, creo que combato el dolor de todas esas formas que comentas. A veces prefiero estar sola, otras llorar sobre un hombro o me enfado con este mundo podrido e injusto.
    No obstante, bien es verdad que pocas cosas alivian más que contar con alguien cuando así lo necesites. En mi caso, mi familia son un apoyo indispensable que siempre están dispuestos a echar una mano.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Todos somos diferentes incluso en las formas en las que nos sentimos arropados. Yo soy un tipo 3 y no me importa reconocerlo porque me siento a gusto siendo un 3 como una casa de grande. Y a mi me arropan las pocas personas que no se molestan porque no hable, las que siguen a mi lado cuando no digo nada sin juzgarme.
    Hoy creo que has puesto un poco de cada uno de nosotros, y todos nos hemos visto identificados en alguna de las categorías. Pero quizás también nos hemos dado cuenta de quien nos arropa al leerlo en tus palabras.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  9. ¡Qué gran reflexión! Somos todos tan diferentes pero en el fondo, nos hacemos tanta falta unos a otros, siempre desde el respeto y la empatía por el modo de compartir los sentimientos del que está al lado.

    Yo suelo ser bastante reservada con lo que siento. Para bien o para mal, en esos momentos intento darle vueltas a la cabeza yo solita, sin que nadie tenga que aguantar mis problemas, aunque sé que no es lo mejor. De todas formas, siempre tengo familia y amigos en los que apoyarme en esos momentos.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. Yo soy más de callarme, tragarme todo lo malo que me esté pasando y ya hablar con la gente cuando ha pasado mucho tiempo. Si hablo de los temas "en caliente" siento que la otra persona me va a retroalimentar el malestar con su compasión... Besotes!!!

    ResponderEliminar
  11. Soy de las del modo submarino, de las que me quedo callada, pensando, recapacitando, curándome... Y dejar que el tiempo pase, que también ayuda y mucho.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  12. Hola
    Me parece una buena opción tu bálsamo, quizás la mejor.
    Yo me autoflagelo mucho y ante el sufrimiento y el dolor me recreo bastante en él. Creo que debo cambiar el chip, pero mi naturaleza es la negatividad y me cuesta... Lo paso mal ante el sufrimiento (obviamente) pero aun cuando hay un resquicio de escape, me cuesta llegar hasta él.
    No sé si me he explicado bien o te he liado más.
    Besos.

    ResponderEliminar
  13. Hola! Yo soy de las que habla y lo suelta pero solo con dos o tres personas, mi mejor amiga y mi mejor amigo y mi pareja actual, con el resto si me ocurre algo me cierro en banda y solo cuando lo he superado es cuando hablo.
    A mi también me ha dolido mucho más la ruptura con una amiga que con una pareja, de hecho, a día de hoy, después de tantos años, soy incapaz de olvidar lo que nos pasó.
    Un abrazo bien fuerte.
    Besos!

    ResponderEliminar
  14. Hola preciosa!
    Uhhh! te entiendo perfectamente, yo creo también que primero hay que romperse para poder recomponerse, trozo a trozo. A veces busco a la gente que tengo a mi alrededor aunque otras cuando me noto enfadada con el mundo busco la soledad y me guardo todo para mí.

    −Fantasy Violet−
    Besotes! ♥ 

    ResponderEliminar
  15. Ojalá tuvieramos la fórmula perfecta para superar eso. Yo si, hablar hablo mucho, pero tengo un miedo que ni aún con tratamiento he conseguido superar después de 15 años. Así que mal lo veo ya. Pero vamos que yo lo intento cada día, por intentarlo que no sea.
    Pero donde esté una buena amiga, que se quite todo lo demás.
    B7s

    ResponderEliminar
  16. Pues te doy toda la razón, no importa el cómo sino seguir adelante y continuar a pesar del dolor. Ese solo lo quita el tiempo, la madurez. Y cada uno sabe lo que mejor le va.

    Yo soy más de hablar, si no hablo lo paso muy mal. Además se me nota porque me pongo mustia y parece que estoy alejada de todo. Pero hay temas que a veces tratas de superarlos tú para no involucrar y preocupar a nadie.

    Besitos

    ResponderEliminar
  17. Un texto precioso. Me has llegado al alma. Yo intento consolarme hablando, estando con la gente querida, leyendo, rezando... Un beso, cariño.

    ResponderEliminar
  18. Yo pienso que hago como una mezcla de todo. Primero lo gestiono y hago como dices el submarino pero también necesitas hablar y contarlo porque parece menos grave cuando lo dices en voz alta. Creo que tampoco hay un patrón fijo y depende de lo que haya pasado.
    Besos

    ResponderEliminar
  19. Hola!! Una entrada preciosa. No es fácil enfrentarse al dolor y cada uno tiene diferentes mecanismos. Creo que yo hago un poco de todo. ¡Genial texto! Besos!!

    ResponderEliminar
  20. Hola, pingüi. Qué buena reflexión. Yo me callo, me encapsulo, como dices. Y no creas, que a veces cuando me han hecho daño también me pongo un poco burra y me gustaría que adivinaran los culpables el porqué. Pero si me escuece mucho, cualquier día se lo zampo a quien corresponda y me quedo más a gusto que ná.
    En resumen, creo que soy un popurrí.
    Besos

    ResponderEliminar
  21. Hablando de rupturas y desengaños con amigos, creo que la peor de todas es la que sucede en silencio, sin un motivo aparente y sin apenas darte cuenta. Un día te preguntas, ¿qué ha sido de fulanito o menganita? Y de repente te das cuenta que tras el frío distanciamiento es inútil retomar algo que, de forma natural y espontánea, nunca ha reconducido a eso que teníais. Con los años he aprendido una lección de oro, y es a no esperar nada de nadie. Créeme, es como más feliz y en paz se vive.

    Un beso ;)

    ResponderEliminar
  22. Yo necesito hablar... Y también me funciona mucho escribir y llorar al mismo tiempo, pero escribir de otras cosas, no de lo que me pasa, pero llorando... Me alivia un montón. Besos

    ResponderEliminar
  23. Mi bálsamo es el mismo que el tuyo y coincido en eso de que las rupturas en las amistades son infravaloradas las veecs en que se da por hecho que se habla de pareja. La amistad de verdad está ahí, perdura. La pareja...pues no siempre. Por lo demás, soy bastante partidaria de hablar, pero si veo que no hay reciprocidad o si siento que se rompe pues lo dejo ir, que corra el aire, sin rencores ni nada, simplemente reseteando un poco y sabiendo a que atenerme. Un besote.

    ResponderEliminar
  24. Carlota Gastaldi21 mar 2018, 13:42:00

    Hola, Pingüinita. Si se ha roto es que, tal vez, el lazo que os unía no era tan fuerte. O se fue deshilachando sin tú saberlo. Quédate con la parte buena. Lo que tú diste, lo que recibiste de la otra parte. Es el único secreto para salir del bucle. Dicen que el tiempo amarra mejor los buenos recuerdos, pero a veces, la vida rompe esa máxima. Te envío toda mi fuerza y te felicito por tu expresión clara, directa, confesional, sincera... y ¡literaria! Ahí es nada. Carlota.

    ResponderEliminar

Todos los comentarios respetuosos tiene cabida en este espacio.

Si eres nuevo seguidor, por favor, ponme el link del tuyo.